Animación independiente: conoce cómo se hizo "198451"

El cortometraje ganador con un universo inspirado en Orwell

Valentín Falconí, director peruano del cortometraje animado “198451” que ya se encuentra liberado en YouTube, comenta la experiencia de su travesía como animador independiente en esta última producción y aconseja a los nuevos cineastas.

Hace un mes, el cortometraje “198451”, ganador del Premio APRECI de la prensa especializada, en la 13.ª edición del Festival Cortos de Vista, fue liberado a través de YouTube, tras dos años de exhibición en festivales. La producción independiente, realizada por Wuf Studio hace una crítica al hiperconsumismo mediante una animación Stop Motion en forma de una fábula oscura y con onomatopeyas que reemplazan a los diálogos para capturar el horror.

El cortometraje “198451” muestra a un perro que recorre un mundo donde el único objetivo es consumir, pero tras un suceso trágico, descubre el secreto de este sistema, que lo induce a intentar alentar a sus habitantes. El guionista, director y animador de esta producción, Valentín Falconí, fue entrevistado para conocer detalles de este cortometraje independiente, ganador de del Concurso Nacional de Cortometrajes de DAFO 2020.

Valentín Falconí es un tacneño que es un comunicador audiovisual, especializado en animación y Stop Motion que comenzó a tener interés por la animación hace 10 años, donde no había un lugar para la animación Stop Motion en el Perú. Actualmente, dirige Wuf Studio y comenta sobre su reciente liberado cortometraje y unas recomendaciones para futuros cineastas interesados en la animación independiente.

Falconí destaca que “198451” tiene bastante de inspiración de “1984” de George Orwell y “Fahrenheit 451” de Ray Bradbury, al tener elementos que les ayudaron —al equipo de Wuf Studio y a él— a construir este universo y ambiente de opresión en el que se busca escapar de este ser supremo.

Asimismo, como suele ser característico del cine independiente de animación tradicional y también siguiendo la línea del cortometraje que es una crítica al hiperconsumismo, la realización fue de forma muy artesanal.

“La producción de arte estaba construida con muchas cosas recicladas. Desde el inicio estábamos pensando en hacerlo de esta forma, comprar la menor cantidad de cosas posibles y reciclar, para ser más consistentes con el mensaje que queríamos dar”, señala Falconí.

Por ese motivo, se realizó la iluminación con lámparas modificadas con cartulina y cartones, creando una luz de estudio miniatura para trabajar los sets.

Con respecto al tiempo del rodaje, el joven cineasta detalló que les tomó dos meses de rodaje, en los que casi todos los días grabaron alrededor de cinco segundos, mientras que el resto de la producción y post-producción fue alrededor de un año.

“El trabajo más demandante fueron 3-4 meses, que consistía en terminar los escenarios, el rodaje que se daba a la par de los escenarios y la post-producción que inició el mismo día que iniciamos a grabar. Puesto que mientras íbamos haciendo las fotografías de las animaciones, se pasaba post-producción para que se vaya armando como videos”, acotó.

Por otro lado, Falconí destaca las nuevas iniciativas que están surgiendo en nuestro territorio para fomentar el cine independiente y en concreto, la animación. Estas parten desde el estado hasta agrupaciones no gubernamentales y estudios/grupos/colectivos cinematográficos independientes que han cobrado fuerza al incrementar su número y recepción en los últimos años. Entre ellas están DAFO, La Dirección del Audiovisual, la Fonografía y los Nuevos Medios; Ajayu, Festival Internacional de Animación; TAFA, Taller Ambulante de Formación Audiovisual y los microcines del Grupo Chaski, que brindan talleres de animación a comunidades y varias regiones.

Ante ello, el director de “198451” cree que ahora con el internet se pueden encontrar hasta tutoriales y acceso a los festivales online, que por la misma pandemia, muchos se dieron de esta forma. Como también, la democratización de hacer una película o cortometraje de animación Stop Motion, por la llegada de celulares con cámaras accesibles de calidad.

El cineasta tacneño menciona, además, su sorpresa al llegar a la capital, por la ausencia de talleres, asociaciones y cursos en específicos que enseñen la animación tradicional

“No sabía dónde estudiar, pues aquí en Perú [hace 10 años] no había un curso donde yo podía llevar un taller o quizás compartir con otras personas que tengan estos gustos. Ahora, existen cursos de animación, mas la mayoría son en 3D. Si bien, es de alguna forma un acercamiento a la animación, pero no hay en carreras de comunicación cursos específicos en 2d o Stop Motion”, agrega.

Incluso, comentó que ahora en provincias hay talleres y/o workshops, pero la duración promedio es de un día, y no es tiempo suficiente para educar a las personas que quieran incursionar. Por ese motivo, muchos aspirantes, se ven forzados a no solo ir a la capital, sino que, si tienen los recursos necesarios, se van a estudiar al exterior, donde sí hay estas especialidades. Este fue el caso del mismo Falconí, que se especializó en Stop Motion en la Escuela de Cine de Barcelona para luego volver, terminar de graduarse en Lima y difundir sus conocimientos como profesor en el Festival Ajayu —originado en Puno.

Antes de acabar la entrevista con el director y animado, Valentín Falconí, él hizó un llamado a tener preocupación de poder impulsar el cine de animación independiente y ser parte de él, tener diálogos con nuevos directores y estar en búsqueda de estos tipos de nuevos espacios, porque si no desaparecen. Finalmente, reiteró que siempre habrá cine independiente, mientras haya personas interesadas en poder hacerlo.

 

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Kiara Bazán Estudiante de Comunicación en la Universidad de Lima con enfoque en Realización Audiovisual. Cineasta en proceso con interés en la promoción de la cultura, juventud y política. Apasionada por el cine, los musicales y la redacción.
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