
Clifford: Análisis de un Fracaso Cinematográfico
Un perro gigante, un sueño fallido
El mundo del cine siempre ha sido un terreno complicado y lleno de altibajos, y uno de los principales indicadores para medir el éxito o fracaso de una película es su rendimiento en taquilla. Hollywood ha establecido una regla no escrita que señala que una película debe recaudar al menos tres veces su presupuesto para ser considerada un éxito. Lamentablemente, esto no fue el caso para "Clifford", una adaptación cinematográfica que ha dejado mucho que desear.
Para comenzar, "Clifford" tenía un potencial incuestionable. Con una trayectoria de años en cuentos infantiles y un exitoso show animado, contaba con un rico material que se pudo haber aprovechado para realizar una película que cautivara a su público objetivo: niños y familias. Sin embargo, los resultados fueron todo lo contrario.
Uno de los principales problemas de la película fue el guion. A pesar de contar con guionistas con experiencia en el cine, contó con Jay Scherick (Los Pitufos), David Ronn (Baywatch) y Blaise Hemingway (Playmobil), la historia no logró alcanzar el objetivo de ser una comedia entretenida. Los intentos de humor se sienten forzados y, en lugar de hacer reír, dejan un sabor agridulce en el espectador. La trama, aunque bien elaborada, no logra destacar y sigue los mismos patrones vistos en otras películas familiares y de acción como Rampage (2018). Esto hizo que la audiencia se sintiera poco emocionada por lo que veía en pantalla.
Otro aspecto que afectó negativamente a "Clifford" fue la animación del personaje principal. La película optó por una versión más realista de Clifford, el perro rojo gigante, siguiendo el camino de adaptaciones como "El Rey León" y "El Libro de la Selva".
Sin embargo, este enfoque no fue bien recibido por el público que ya estaba familiarizado y acostumbrado a una versión más animada e infantil del querido personaje. Se pudo haber hecho algo mejor.
La elección del color rojo para el pelaje de Clifford también resultó impactante de una manera desfavorable, ya que no fue utilizado adecuadamente para atraer o generar interés en la audiencia.
Es evidente que "Clifford" fue una oportunidad perdida para brindar una experiencia cinematográfica satisfactoria a los fans y atraer a nuevos espectadores. La falta de originalidad en el guion y la elección de una animación que no conectó con la audiencia resultaron ser los principales obstáculos creados para llevar esta película a un fracaso en la taquilla.
La película "Clifford" nos presenta un caso intrigante en la industria cinematográfica, demostrando cómo un proyecto con potencial puede desmoronarse cuando no logra cautivar a su audiencia en aspectos clave como el guion y la estética. Esta historia de fracaso nos invita a reflexionar sobre la importancia de comprender a nuestro público. En un mundo donde cada detalle cuenta, los cineastas deben aprender de estas lecciones y abrazar la conexión emocional con los espectadores como el camino hacia el éxito en la gran pantalla.


