
Disclosure, una historia fílmica de la representación trans
El documental de Sam Feder es una propuesta de visibilización y debate sobre la imagen de la comunidad trans en el cine y la televisión.
Una revisión cinematográfica, un acto de protesta. El documental Disclosure. Ser trans más allá de la pantalla, de Sam Feder, estrenado en la plataforma de Netflix, es una necesaria revisión crítica a la historia de las personas transgénero y su representación en los medios masivos, como el cine y la televisión. El filme, que reúne a varias celebridades trans, aborda cómo se ha construido la imagen de esta comunidad desde los inicios del séptimo arte hasta la actualidad.
Imágenes celebradas y referentes en el arte cinematográfico son deconstruidos para mostrar una historia de violencia real y simbólica, pero también de inclusión –sobre todo en los últimos años. A estas se suman los testimonios de los entrevistados, donde cuenta que escenas icónicas y que incluso adoraban son una expresión del maltrato para esta minoría.
El documental se construye a forma de diálogo con el espectador. ¿La idea? Desmitificar imágenes normalizadas por todos. Tanto el espectador, como los entrevistados, hacen un recuento de series y películas. Así, observan cómo la comunidad trans es presentada de manera satírica, cruel, vulgar e incluso repulsiva.
Desde la época de D W. Griffith, pasando por filmes y series como Psicosis, El silencio de los inocentes, Vestida para matar, Sex and the city, entre otras, la comunidad ha sido visto como una historia de burla. Es eso otro que escapa a la “normalidad”, a lo “homogéneo”. Ese otro que no es incluido a la sociedad. De allí que esté vinculado al crimen, a la repulsión, a la locura. A ello se suma que estas eran representadas por hombres, no propiamente por su comunidad. Entonces, se incentiva la historia del disfraz. Además, se enfrentaron a temas como el racismo o la escasa inclusión de hombres trans.
Uno de los puntos más fuerte del documental es cuando los entrevistados narran cómo contaban a otras personas sobre su identidad, pero estas tenían como imagen de esta comunidad la representación cinematográfica. Una imagen no real, ni cercana a ellos. Así, celebridades como Laverne Cox, Lilly Wachowski, Yance Ford, Mj Rodríguez, Jaime Clayton, entre otros, comentan con tristeza que no los representan.
Lo interesante también del documental es el contraste de ideas. Películas y series que algunos adoran, pero otros critican resulta revelador. No solo nos desvela de una situación de opresión, también la normalización que ellos sufrieron.
La repercusión también va más allá de la pantalla. La comunidad trans no podía representarse a sí misma, como comentamos. Incluso hasta unos años atrás, son hombres (y blancos) quienes las representan, tal es el caso de La chica danesa, que hizo merecedor de un premio Oscar a su protagonista. ¿Pero la comunidad puede acceder a ello?
No obstante, el cine ha apostado por la diversidad. Ahora la comunidad se representa a sí misma, cada vez adquieren más cargos en el cine, ya sea como actriz, guionistas, etc. ¿Pero realmente representó un cambio? No del todo, series de crímenes los incluían, pero siempre estaban vinculados a la violencia y al consumo de drogas. Los mismos actores trans comentan que lo habían normalizado.
Pero no todo es desalentador. Series como Pose, Orange is the new black, entre otras, han ido integrando a la comunidad trans. Las preguntas y formas para referirse a ellos ahora son inclusiva, no atenta contra su intimidad.
Una última pregunta del filme aún me persigue en los pensamientos. ¿Qué sería de la comunidad si no existía esa representación tan descarrilada de ellos? Sin duda, debía ser mejor y otra, jamás vinculado a lo repulsivo o malos adjetivos.
Así, el documental pone las cartas sobre la mesa, debate y reflexiona. La tarea es seguir visibilizándolo no solo en la pantalla, también en la sociedad. Disclosure, como lo dice su nombre, divulga la historia fílmica de una comunidad, con sus desaciertos, errores y con un futuro más alentador.


