Flee, un retrato sobre el dolor que lleva recordar

En esta oportunidad comentaré sobre Flee (2021), documental animado de Dinamarca que ha logrado tres nominaciones a los premios Óscar de este año.

Tradicionalmente, las películas animadas se dirigen a un público menor de edad, pero con el tiempo esto ha ido cambiando, dando paso a una animación para adultos, la cual nos ha regalado grandes series y películas, por ejemplo, una cinta que es muy de mi agrado: Anomalisa (2015). Así, las emociones, expresiones y escenas entretejen una historia que el público mayor la entiende, siente, analiza y consiente. Pero lo que muchos olvidan es que más allá de algunas escenas o lenguaje, la exclusividad se da en el sentimiento humano que atraviesa el adulto o joven protagonista, su visión de la vida, las desgracias que padece, los traumas y las decisiones que toma.

Así, llegamos a Flee, un retrato tan humano que por momentos sentimos que no vemos una animación, sino la historia verdadera, de carne y hueso del protagonista. A esto se suma el uso de escenas de la vida real que complementan perfectamente cada cuadro conforme la narración va avanzando. Es así como este documental ha generado que, a través de un personaje animado, sentimos y comprendemos el sufrimiento que atraviesa producto de una realidad no muy lejana tanto en tiempo como espacio. Ya me había ocurrido con Anomalisa por el desgarramiento existencial y vacío emocional del protagonista, así como con The Missing Picture (2013), con una historia igual de impactante y nostálgica sobre los asesinatos a manos del Partido Comunista de Kampuchea en Camboya entre 1975 y 1979.

¿De qué va?

Flee está dirigida por Jonas Poher Rasmussen y tiene una duración de 90 minutos, los cuales pasan desapercibidos. La trama es sobre un refugiado afgano que decide hablar sobre su pasado oculto, que incluye su vida de niño en su país junto a su familia hasta cuando llega a Dinamarca.

Las presencia de Flee en los Óscar en tres categorías (mejor película extranjera, mejor documental y mejor película animada), solo por debajo de la genial Drive my car (2021) en ser la película de habla no inglesa con mayor nominaciones, así como sus otras participaciones y premios en diferentes festivales, es un reflejo de la gran obra cinematográfica que es.

El dolor del recuerdo

La forma innovadora de narrar una vida, respetando el anonimato de su protagonista a través de un documental, el desgarrador relato que nos muestra una realidad que ignoramos o nos negamos aceptar, la sucesión de escenas y desgracias que parecen no detenerse y que por momentos su crudeza nos hace no querer admitir que aquello realmente ha tenido que pasar y presenciar quien nos la narra.

Desde la violencia en el país asiático, la representación LGTBI y cómo debió mantenerse oculta por temor a las consecuencias sociales, los traficantes de personas, la violencia y corrupción en la Rusia de esos años y mucho más, la película nos coloca en un escenario nostálgico desde el inicio, el cual parece tener sus momentos de tranquilidad, pero no de felicidad, debido a que la historia en sí, tan impactante como cruda, nos invita a ser partícipes del sufrimiento y a esperanzarnos junto a sus protagonistas en encontrar la salvación, el anhelo de que esta vez aquel camino los llevará al objetivo o que al menos podrá sobrevivir un tiempo más.

Por otro lado, el minimalismo presente en el diseño de la producción juega un papel importante en la nostalgia general del documental, en aquellas heridas que nunca sanan y, cuando el recuerdo, reaparecen con fuerza y nos es inevitable emocionarnos. A esto se suma los detalles de la  animación que son visualmente atractivos y encajan muy bien con la historia.

De esta manera, Flee es de esas películas animadas que todo cinéfilo debe ver. Nos muestra un relato de supervivencia, así como de aceptación y acercamiento del pasado, a través de una delicada narración que nos hace comprender más el drama de los refugiados que muchas veces vemos en las noticias. Además, es un volcán de emociones, al punto que nuestra tranquilidad pende de un hilo, mientras a nuestro alrededor se desplaza el amor, la maldad, el engaño, la perseverancia, la corrupción, la violencia, la discriminación, la comprensión, la melancolía, la inocencia y el amor familiar, temas que van y vienen, que nos atrapan y conmueven, que, aunque no queramos, tuvo que atravesar el narrador.

Somos y tenemos lo que nos rodea gracias a nuestro pasado y lo que en entonces tuvimos que atravesar; pero también, como se diría en Amores Perros (2000), “también somos lo que hemos perdido”. Y en Flee lo sentimos, nos reconciliamos y finalmente afrontamos el presente, y cuando un arte nos hace sentir todo aquello, su grandeza es evidente.

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Christian Rios La lectura y el cine son mi antídoto perfecto para poder viajar a un mundo diferente. Más que una pasión, forman parte de mi vida. Escritor de ficciones y realidades, nefelibata de nacimiento.
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