
"La Haine” y la crisis política peruana de Manuel Merino
El tema principal es el odio vivido entre la policía y estos excluidos manifestado en violencia.
"El odio” (1995) dirigida por Mathieu Kassovitz nos muestra una parte de la sociedad francesa excluida del grueso de franceses. Aquí el tema principal es el odio vivido entre la policía y estos excluidos manifestado en violencia.
Debido al actual panorama político vivido en Perú con fecha del 15 de noviembre del 2020 es interesante ver las similitudes entre esta película y lo que estamos viviendo.
A la fecha se reportan 3 fallecidos en las protestas contra el gobierno de Manuel Merino. Dos de ellos jóvenes no mayores de 25 años. En “El odio” las manifestaciones de los jóvenes contra el abuso policial dejaron un muerto, lo que lleva a que uno de los tres jóvenes protagonistas quiera buscar venganza. Es preocupante ver en la película que la policía muestre abierta y descaradamente un rostro sádico. Es decir, ellos realmente quieren y disfrutan hacer daño. Pero la vida real no es como en las películas.
Quiero dejar en claro que yo no creo en buenos totalmente buenos ni en malos totalmente malos. La vida está compuesta de muchos grises.
Me gustaría empezar por una parte de la cual no se habla mucho. La policía. En “El odio” hay policías que respetan el código y las normas policiales. Sin embargo, también hay algunos policías que (por lo que yo creo debe ser una deficiencia en el sistema psicológico) abusan, alardean y no miden su poder de autoridad. Incluso hay algo muy importante que me gustaría mencionar. Y estoy hablando del confrontamiento físico. Los policías inconscientes atacan a los jóvenes sin que ellos hayan mostrado señales de enfrentamiento o hayan atacado primero. Sin embargo, cuando los jóvenes (que también padecen de la enfermedad de alardear y no saber medirse) atacan con conciencia a los policías (con armas o a mano limpia) es perfectamente lógico que los policías reaccionen. Ya sea sometiendo, encarcelando o abriendo fuego.
En las manifestaciones contra Manuel Merino creo que debe suceder algo similar. No creo que las brigadas policiales sean el ejército de Satanás que viene a disparar a matar y llevar las almas al infierno. Estas personas tienen un objetivo, el cual es que las manifestaciones sean seguras tanto para los manifestantes como para los políticos que son acusados. Tuve la oportunidad de ver videos desde el punto de vista de la policía de distintas marchas ocurridas hace pocos años y la marcha contra Manuel Merino. La violencia a la que son sometidos los policías es increíble. Una brigada se enfrenta a miles de personas enfurecidas, que les arrojan piedras y los golpean con palos. Incluso les arrojan de vuelta los gases lacrimógenos que ellos usan para dispersar a la manifestación. Hay casos en los que son atacados con bengalas o bombas molotov caseras.
Claro que no voy a omitir a los policías que hacen mal su trabajo. Al igual que en “El odio” hay policías peruanos que alardean de su posición y los convierte en seres superiores ante los civiles (claro que esto solo ocurre dentro de sus mentes). Policías o militares que alardean de saber manejar un arma en redes sociales, antes que parecer servidores de la ley parecen más bien gánsteres (al peor estilo de Pablo Escobar).
Muy bien. Ahora podemos continuar con los manifestantes. El pueblo.
Nuestro trío de protagonistas en “La Haine” es variado. Vinz (un joven judío) es un chico que está dominado por el odio. Ve tanto odio y represión de la policía hacia los jóvenes que sólo eso conoce. Incluso la ayuda que recibe de un policía para no ir preso es una “deshonra” para él. Por otro lado tenemos a Said (un joven musulmán) quien es más un poco inocente y reconoce que hay buenos y malos policías. Finalmente tenemos a Hubert (un joven afroamericano) quien es boxeador y la voz de la serenidad dentro del grupo.
Hubert y Vinz están enfrentados. Vinz cree que matando a un policía hará que se “equilibre la balanza”. Hubert le dice que matar a un policía no cambiará nada y lo que es aún peor, Vinz iría preso y él perdería a un amigo.
Con respecto a las manifestaciones peruanas, he observado estos patrones de conducta en muchos de los jóvenes asistentes. Algunos van a estas manifestaciones con la idea en mente de que van a salir a decir y expresar lo que opinan (y si hay problemas no echarán leña al fuego y se irán). Por otro lado otros van con la idea de que es un enfrentamiento. Que se encontrarán con un enemigo. Que si no hacen lo que ellos quieren no aceptarán un no por respuesta. Claramente estos últimos jóvenes (y especifico que en mayoría son jóvenes, ya que un adulto tendría un mejor control de sus acciones, emociones e impulsos) están cegados por el odio hacia un enemigo. Quizás usted lector(a) los ha identificado. Son aquellos jóvenes que llaman cerdos y otros adjetivos despectivos a los policías. Los jóvenes rebeldes que en las manifestaciones creen ser la reencarnación del Che Guevara que lucha por la libertad del pueblo a toda costa. Sin importar la violencia.
Claramente en las manifestaciones hay reglas. No es que uno vaya y haga lo que se le dé la gana. Lamentablemente por algunos que no acatan las reglas o no saben irse cuando hay problemas, surgen los disturbios en masa.
Con todo lo que hemos platicado quiero recalcar lo más importante.
No existen buenos totalmente buenos ni malos totalmente malos. La vida está hecha de grises.
El odio sólo engendra más odio.


