
La marginalidad y el sacrificio en la dupla Scorsese/De Niro
Las obras fílmicas de Martin Scorsese forman parte de la élite suprema del cine contemporáneo.
Las obras fílmicas de Martin Scorsese forman parte de la élite suprema del cine contemporáneo, al igual que el mismo director. Sus películas han abordado de una forma muy franca, impetuosa y mayestática; la lucha continua del ser humano al lidiar consigo mismo. Es así que, en muchas de ellas, es común encontrarse con el auge y la posterior caída del protagonista. Sujeto que va forjando su carácter; a la par que, irremediablemente, para obtener un determinado objetivo, sacrifica un punto muy importante en su vida.
Si bien el género con el que más suelen identificarlo es el cine de gánsteres, en el cual se desenvuelve como ningún otro lo ha hecho; Scorsese ha demostrado ser un cineasta muy versátil. Pero va, acepto que las películas que más me atraen de su filmografía son aquellas en las que el tipo duro que sabe golpear y golpea, recibe duros golpes. Aquellas en las que fluye la naturaleza misma del ser humano, porque Scorsese la comprende bien; y aunque no seamos un luchador, un mafioso o un comediante; hemos tenido alguna vez una experiencia de marginación, ya sea por alguna condición, o por simplemente ser unos soñadores en búsqueda de lo imposible, sobretodo siendo latinoamericanos.
Hay un patrón que suele coincidir en las películas que dirige Martin Scorsese y protagoniza Robert De Niro. La marginalidad se ve bien representada en sus personajes toscos, y a los que les cuesta adaptarse al contexto; el ejemplo más notorio vendría a ser Travis Buckle, interpretado por Robert De Niro en la grandiosa “Taxi Driver”. Un veterano de guerra al que le cuesta adaptarse al prototipo de ciudadano común y que va perdiendo el control al percibir continuo rechazo en el mundo en el que se encuentra: una Nueva York fría y llena de peligros que el protagonista desea purgar bajo su concepción cada vez más demente. Un relato drástico y crudo sobre la soledad.
En “Raging Bull” vemos a De Niro interpretando a Jake La Motta; el mejor personaje en lo que a mi respecta, o al menos el más controversial, del cine de Scorsese. Y si no el más controversial, sí el más complejo. Hay en Jake Lamotta muchas esferas particulares que lo hacen un ser despreciable, y al mismo tiempo, un ser humano; un trabajo pulido a la altura de De Niro, quién supo dar la talla.
Desde el principio de la historia, Scorsese le deja muy claro al espectador que el mayor enemigo de LaMotta es él mismo, que lucha día a día con una serie de complejos y de sentimientos de inferioridad brutales, que le impiden cualquier momento de quietud, y lo conducen a una autodestrucción sin licencia.
De hecho, Jake LaMotta comparte muchas similitudes con el Travis Bickle de "Taxi Driver" (más allá de estar los dos interpretados por DeNiro), en su incapacidad para entender el mundo que le rodea y en sus reacciones llenas de rencor y furia. Cabe resaltar que ambas cintas fueron escritas por Paul Schrader, el responsable de la agresividad en el cine de Scorsese.
De la misma forma, y hasta podríamos decir que, de una manera más estrambótica, encontramos a Rupert Pupkin, también interpretado por DeNiro. Un comediante que desea brillar en el mundo del espectáculo y que confía mucho en el potencial que desea demostrar, pero para lograrlo llega incluso a cometer un delito y así tener un show de un corto tiempo que lo lanza a la fama. Pupkin era la burla de las personas que lo rodeaban, entre ellas su propia madre que no comprendía lo que hacía con su vida; pero él, centrado en lo que buscaba, logró obtener su tan preciado sueño, sacrificando años de libertad.
La frase más icónica para mí del cine de la dupla Scorsese/De Niro es justamente una que sale de esta cinta, cuando Pupkin termina su espectáculo en vivo ante miles de personas. El pronuncia que prefiere ser un rey una sola noche (alude a su nombre artístico "El rey de la comedia") que un perdedor el resto de su vida. A ese nivel de aspiración personal deseo llegar algún día.
La marginalidad la encuentras incluso en la dirección arte y las escenografías que utiliza el cine de Scorsese. Contextos llenos de luz neón, abarrotados de bares y prostíbulos, tal y como sucede en películas como Taxi Driver o Mean Streets; así como los ghettos que forman parte misma de la historia como elementos de precariedad y exclusión.
La estigmatización racial y la segregación también es uno de los ejes potentes, presente en gran parte de su filmografía como podemos ver en “Goodfellas”, “Casino” y “Mean Streets”.
Cuánto odio, indiferencia y miseria encontramos en la sociedad realista de Scorsese, que incita a sus personajes a cometer actos que a ojos inocentes podrían ser interpretados como ataques de locura. Ficciones descarnadas que exponen la fragilidad y frialdad del ser humano. Solo hacer falta echarle un vistazo allá afuera.
Faltaba comentar sobre algunos personajes que me encantan de la dupla Scorsese/De Niro, como los aquellos que encontramos en “Goodfellas”, “Casino” y “The Irishman”, pero planeo hacer un artículo muy pronto sobre ellos, enfocado en la visión del cine de gánsteres que tiene el gran Scorsese.


