Los conflictos de la masculinidad en Contracorriente de Javier Fuentes-León

La ópera primera del cineasta peruano reflexiona acerca de la homosexualidad en un relato íntimo, ambientado en un puerto marcado por el machismo.

Miguel (Manolo Cardona) y Santiago (Cristian Mercado) mantienen una relación amorosa en secreto. El primero, pescador, casado y futuro padre de familia, niega su identidad. Se esconde entre en sus amigos y “cambia”. Sin embargo, la muerte de su amante, un pintor y fotógrafo, genera un conflicto entre lo que es y debe ser. Lo que podría ser solo una película dramática, se presenta actual, íntima y social. Contracorriente (2009), ópera prima de Javier Fuentes-León, reflexiona acerca de la masculinidad en un espacio marcado por el machismo, el conservadurismo y la religión.

Ambientado en el lugar pesquero de Cabo Blanco, el filme empieza con Miguel y su esposa Mariela (Tatiana Astengo), quienes hablan de los nombres que podría tener su bebé. Desde esta primera escena, se presenta el conflicto: la no correspondencia entre sexo y género. Mariela dice que su hijo/hija se “puede confundir”.  Luego, la cámara sigue el recorrido del pescador, quien se configura como correcto y jefe de hogar, por lo que tiene aceptación del pueblo. No obstante, Santiago está como un espectador, ajeno al espacio social y cuando quiere incluirse sufre el rechazo.

Así, se irán configurando los espacios de los personajes entre la exhibición y el secreto, entre el deber –ser “hombre/ jefe de hogar- y el querer –a su amante-, respectivamente. La familia “tradicional” se manifiesta en espacios de públicos como las reuniones o fiestas vecinales, la misa, el puerto pesquero, el mercado, entre otros. Por contraposición, la relación amorosa entre Santiago y Miguel se presenta alejado del pueblo pesquero, como en la playa, que muestra libertad. Aquí los planos son abiertos.

Entre el rechazo y aceptación de la masculinidad hegemónica, Contracorriente presenta también una percepción distinta sobre el término que construye la identidad de los hombres. Esta situación surge a partir de los conflictos que se desarrollan en la inserción de Santiago como un fantasma o alter-ego de Miguel, cuyo propósito es mostrar los poderes de la sociedad que lo constriñen para configurar una identidad que difiere de lo hegemónico.  Asimismo, se caracteriza la identidad y la masculinidad a través del reconocimiento y aceptación de Miguel sobre su homosexualidad.

El replanteamiento de la masculinidad es presentando en Contracorriente en la inserción del cuerpo de Santiago a una práctica religiosa, que consiste en arrojar el cadáver al mar para encontrar la paz eterna. Dicha situación, trajo como consecuencia que Miguel se enfrente a su esposa. Allí sufre el rechazo de la sociedad, porque busca inscribir al otro -que no se adhiere al pensamiento hegemónico- para lograr su visbilización.

La aceptación se presenta a través de los jóvenes que acompañan el cuerpo de Santiago, en contraposición de los adultos, observan con desdén. Esta es una de las imágenes que configuran, desde mi punto de vista, las nuevas masculinidades en una sociedad emergente. Así, Fuentes-León construye un relato que interpela y cuestiona acerca de la idea de ser hombre, marcada por el machismo. Lo íntimo transciende en una reflexión social.

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María de los Ángeles Morales Bachiller en Literatura por la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Actualmente se desempeña como redactora en el área de Culturales del Diario La República. Interesada en el cine y la literatura.
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