Te quiero porque eres sucia…

La historia del cine de la Movida madrileña

- ¡No quiero que la gente reflexione por mi culpa! ¡Quiero follar! ¡Quiero ser frívola y banal! ¡Quiero volver a drogarme! - reclamaba Patty Diphusa a Pedro Almodóvar, su creador, tras haberla vuelto una melancólica noventera, cambiando su vida como sex-symbol. Es que los mejores años de Patty, como los de Pedro, fueron aquellos en los que el desenfreno de una juventud contracultural los había llevado vivir rodeados de todo lo que el franquismo había podido prohibir, o por lo menos había intentado tapar; hasta que llegó la Movida.

Estalló en España una generación de liberación concretada a causa de los grandes cambios sociales de los años de la Transición (1975-1983). La despenalización de la homosexualidad, la liberación sexual derivada de la introducción en la venta de anticonceptivos, el renacer del feminismo que fue callado por las políticas conservadoras y el desplazamiento de la Iglesia por la nueva sociedad forjada en el laicismo apoyó a que este movimiento entrase en vigencia. Con un epicentro madrileño y bajo la influencia del movimiento punk de otros países europeos, a fines de los 70s, La Movida se expandió en varias metrópolis españolas.

El cine español había perdido por completo el pudor a partir de los inicios de los años 70. A causa de corrientes como el Cine de Destape, las películas podían estar repletas de desnudos y tomando tramas completamente eróticas sin ser recortadas por la censura. A pesar de compartir un ideal liberador, a comparación de este cine de “despelote”, la corriente que lo precedió tuvo una mirada mucho más artística y acorde a las nuevas ideologías de la movida.

El cine de la Movida traería a la pantalla a todos los artistas contraculturales, amigos de los directores, con quienes compartían su vida nocturna. Nace entonces un espacio donde finalmente todo el desborde de los under puede salir a flote. Nace un cine de historias de homosexualidad, drogas, prostitución, punks, juergas, transexualidad, pasiones incontrolables y exponencial sexualidad. Todos estos valores contra estructurales forman parte de las primeras obras de muchos directores que han llegado al reconocimiento al pasar de los años. Un claro ejemplo es el director manchego Pedro Almodóvar, quien fue un personaje completamente icónico en la movida.

La forma en la que este cine funcionó, teniendo en cuenta la mala imagen que generaba tratar ciertos temas que incluso hoy son tabúes en nuestra sociedad, fue gracias a la colaboración de los propios amigos artistas de los directores. Un claro ejemplo de esta cooperación se ve en cintas como ¿Qué hace una chica como tú en un sitio como este? (1978), de Fernando Colomo, en la que toda la música pertenece a la banda Burning, pertenecientes a la movida, incluso el título de la película viene a ser el nombre de una de las canciones más representativas de la banda. Vemos también en el reparto a Carmen Maura, la primera musa del cine de Almodóvar, y el propio Pedro Almodóvar aparece como extra disfrutando de la vida nocturna retratada en la película. De esta manera, podemos entender estas producciones como un reflejo del pensamiento Do It Yourself (Hazlo tú mismo).

Estas producciones, como ya se ha mencionado, tienen como protagonistas a los propios personajes de la movida. Al ser todo un reflejo estrafalario de su propia realidad, nos muestran un Madrid completamente liberado de prejuicios, lleno de espacios de fiesta con personajes excéntricos en circunstancias completamente extravagantes, todo bajo una estética Kitsch que vendría a entenderse como infantiloide de mal gusto. Con ese ojo se muestran sobre todo en melodramas, historias llenas de animal print, pelucas, juguetes sexuales, siliconas y muchas jeringas. Para muchos debe haber significado un primer encuentro con personajes trans u homosexuales, incluso para esa época era extraño encontrar mujeres tan empoderadas como las protagonistas de estas obras. La rareza de estos temas provoca alejar al espectador de sentirse identificado con la obra, pero al mismo tiempo le hace comprender que existe toda una gama de peculiaridades con las que convive en su realidad.

Al ver películas como Pepi, Luci, Bom y otras chicas del montón (1980); La vida alegre (1987), Arrebato (1979) o Laberinto de pasiones (1982), nos encontramos con los verídicos espacios y personajes que eran parte de la movida. Las obras de Ceesepe, murales de Muelle, bares como el Vía Láctea o el Penta, la moda promovida por Ágatha Ruiz de la Prada, los diseñadores Costus y los punks ingleses, la música irreverente de Alaska con Kaka de Luxe o los Pegamoides son algunos de los elementos que nos trae este cine de aquellos días.

Si bien este cine fue marginado durante su época, con problemas para ser estrenado, la baja audiencia o el menosprecio artístico, estas películas han logrado recibir importancia a medida que los movimientos urbanos han sido reconocidos por su relevancia cultural. Hoy en día, podemos observar la filmografía completa de aquellos directores que en su época no fueron aceptados y ahora son grandes exponentes del cine español.

Finalmente, sabemos que este cine luchó por mostrar a gritos una realidad que se quería ocultar. Además, al mostrar aspectos de su propia realidad marginalizada, no solo apoya a la construcción de una visión más liberada de la España de ese tiempo, sino que también ayuda a crear muchas generaciones de gente más tolerante y abierta que, aunque no vivió en esos años, ha aprendido de ellos por el cine.

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Carlos Estremadoyro Soy estudiante de Audiovisuales, aspirante a cineasta. Apasionado por el cine mundial y conocedor del contexto e historia del cine nacional. Interesado en temas de gestión cultural, indigenismo, afro peruanismo y proyección social.
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